Un millón de razones para celebrar: NRAO llega al millón de citas

Un Universo de descubrimientos, un artículo a la vez.

El Observatorio Radio Astronómico Nacional de la Fundación Nacional de Ciencias de EE. UU. (NSF NRAO) celebra un logro histórico: ¡las investigaciones realizadas con nuestros telescopios han sido citadas más de un millón de veces en la literatura científica!

Este notable hito destaca el enorme impacto de nuestras instalaciones de clase mundial, incluyendo el Very Large Array (VLA), el Very Long Baseline Array (VLBA), el Telescopio Green Bank (GBT) y el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA). Juntos, estos instrumentos han impulsado descubrimientos revolucionarios e inspirado a generaciones de astrónomos de todo el mundo.

Algunos logros destacados:

  • El VLA es el instrumento de NRAO más citado, con más de 561.000 citas.
  • De los 5 artículos más citados relacionados con NRAO, dos se basan en nuestros instrumentos, dos fueron escritos por personal de NRAO sin datos de instrumentos, y uno presenta tecnología clave de NRAO que respalda una importante misión espacial.
  • El artículo más citado sobre instrumentos de NRAO es el legendario NRAO VLA Sky Survey (Condon et al., 1998), con más de 5200 citas.

Estas cifras reflejan no solo décadas de investigación pionera, sino también la dedicación de ingenieros, personal y científicos que mantienen estas instalaciones en la vanguardia de la exploración. Desde los inicios de NRAO hasta hoy, cada descubrimiento ha contribuido a este extraordinario logro.

Al celebrar, también miramos hacia el futuro. La nueva generación de radiociencia, a través de proyectos como el Next Generation Very Large Array (ngVLA), el incremento en la sensibilidad de ancho de banda de ALMA y los avances en el Radar de Próxima Generación, abrirá nuevas perspectivas al Universo.

El artículo original fue publicado en el sitio web en inglés de NRAO y puede ser encontrado en este enlace.

Agua detectada en un cometa puede contener pistas al inicio de la vida en la Tierra

Nuevas observaciones de ALMA muestran que el agua en el cometa 12P/Pons-Brooks, coincide con los océanos de la Tierra, lo que refuerza la teoría de que los cometas pueden haber contribuido a hacer habitable nuestro planeta.

Una nueva investigación ha descubierto fuerte evidencia convincente de que el agua de un cometa es muy similar a la que se encuentra en los océanos de la Tierra, lo que respalda la idea de que los cometas podrían haber desempeñado un papel crucial en el abastecimiento de agua —y posiblemente algunos de los componentes moleculares de la vida— a nuestro planeta.

Por primera vez se ha logrado un mapeo espacial detallado no sólo del agua ordinaria (H₂O) si no que también del agua «pesada» (HDO, que contiene el isótopo más pesado, el deuterio) en la nube de gas que rodea el núcleo del cometa 12P/Pons-Brooks, su coma.

Durante su aproximación al Sol, un equipo internacional de científicos, liderado por Martin Cordiner, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, cartografió la distribución de ambos tipos de agua gracias a observaciones logradas con el Observatorio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) desde el desierto de Atacama.

Las observaciones de ALMA se combinaron con datos sobre agua y otros gases, obtenidos con el Telescopio Infrarrojo (IRTF) de la NASA, para obtener una imagen más completa del cometa. Al combinar las capacidades complementarias de estos dos telescopios, los investigadores pudieron medir con mayor precisión la proporción de deuterio a hidrógeno (D/H) en el agua del cometa, una huella química que ayuda a rastrear el origen y la historia del agua en todo el Sistema Solar. Sorprendentemente, se descubrió que la proporción D/H del agua en 12P/Pons-Brooks era prácticamente indistinguible de la de los océanos terrestres. La medición, (1,71 ± 0,44) × 10−4, es la proporción más baja jamás medida en un cometa tipo Halley y se encuentra en el extremo inferior de los valores observados previamente en otros cometas.

“Cometas como éste son reliquias congeladas del nacimiento de nuestro Sistema Solar hace 4.500 millones de años”, afirmó Cordiner. “Dado que se cree que la Tierra se formó a partir de materiales carentes de agua, desde hace tiempo se ha sugerido que los impactos de cometas son una posible fuente de agua para nuestro planeta. Nuestros nuevos resultados proporcionan la evidencia más sólida hasta la fecha de que al menos algunos cometas tipo Halley transportaron agua con la misma firma isotópica que la encontrada en la Tierra, lo que respalda la idea de que los cometas podrían haber contribuido a la habitabilidad de nuestro planeta”.

Los cometas tipo Halley son una clase de cometas con períodos orbitales intermedios (entre 20 y 200 años) y visitan el Sistema Solar interior con poca frecuencia. Los hallazgos del estudio son significativos, ya que mediciones previas en otros cometas a menudo mostraban agua con una relación D/H diferente a la de la Tierra, lo que deja en duda el origen cometario del agua terrestre. Esta nueva medición sugiere que algunos cometas, en particular aquellos como el 12P/Pons-Brooks, podrían haber traído agua, y posiblemente otros elementos esenciales para la vida, a una Tierra joven.

La investigación también confirma el origen de los gases observados, proporcionando una imagen más precisa de la verdadera composición del cometa. «Al mapear tanto el H₂O como el HDO en la coma del cometa, podemos determinar si estos gases provienen del hielo congelado dentro del cuerpo sólido del núcleo, en lugar de formarse a partir de procesos químicos u otros procesos en la coma gaseosa», declaró Stefanie Milam, de la NASA, coautora del estudio.

Las observaciones fueron posibles únicamente gracias a la excepcional sensibilidad y las capacidades únicas de obtención de imágenes de ALMA, que permitieron al equipo detectar la tenue firma de agua pesada que emana de las regiones más internas de la coma, algo que nunca antes se había mapeado en un cometa.

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El artículo científico, titulado «A D/H ratio consistent with Earth’s water in Halley-type comet 12P from ALMA HDO mapping», fue publicado en la revista Nature Astronomy por Cordiner et al.

Este comunicado de prensa se basa en la publicación original del National Radio Astronomy Observatory (NRAO), socio de ALMA en representación de América del Norte.

El Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), una instalación astronómica internacional, es una asociación entre el Observatorio Europeo Austral (ESO), la Fundación Nacional de Ciencia de EE.UU. (NSF) y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón (NINS) en cooperación con la República de Chile. ALMA es financiado por ESO en representación de sus estados miembro, por NSF en cooperación con el Consejo Nacional de Investigaciones de Canadá (NRC) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Taiwán (NSTC), y por NINS en cooperación con la Academia Sinica (AS) de Taiwán y el Instituto de Ciencias Astronómicas y Espaciales de Corea del Sur (KASI).

La construcción y las operaciones de ALMA son conducidas por ESO en nombre de sus estados miembros; por el Observatorio Radioastronómico Nacional (NRAO), gestionado por Associated Universities (AUI), en representación de Norteamérica; y por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ) en nombre de Asia del Este. El Joint ALMA Observatory (JAO) tiene a su cargo la dirección general y la gestión de la construcción, así como la puesta en marcha y las operaciones de ALMA.

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Orígenes del agua terrestre. Se cree que el H₂O terrestre fue traído hace varios miles de millones de años por una combinación de impactos de cometas, asteroides y meteoritos. A diferencia de hallazgos previos, un nuevo trabajo con el telescopio ALMA muestra que la relación isotópica (D/H) en el agua terrestre es consistente con el vertido por cometas de tipo Halley. Crédito: NASA / Theophilus Britt Griswold.

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La cosecha secreta del universo: ALMA revela “uvas cósmicas” junto al telescopio espacial James Webb

Un equipo internacional ha descubierto una galaxia en rotación con una estructura bastante «grumosa» que existió tan solo 930 millones de años después del Big Bang (z = 6.072). Estas nuevas observaciones arrojan nuevas luces sobre el crecimiento y evolución de las galaxias en el universo primitivo. Apodada «Uvas Cósmicas», esta galaxia parece estar compuesta por al menos 15 cúmulos masivos de formación estelar, cada uno entre 10 y 60 pársecs de tamaño, muchos más de lo que los modelos teóricos actuales predicen que podrían existir dentro de un solo disco en rotación en esa época temprana del Universo.

El descubrimiento fue posible gracias a una extraordinaria combinación de observaciones del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) y el Telescopio Espacial James Webb (JWST), enfocadas en una sola galaxia que,  mediante el efecto de lente gravitacional, es perfectamente magnificada por un cúmulo de galaxias en primer plano. En total, se dedicaron más de 100 horas de telescopio a este sistema, lo que lo convierte en una de las galaxias más estudiadas del universo primitivo.

Aunque en imágenes previas del telescopio espacial Hubble la galaxia aparecía como un objeto suave y uniforme con forma de disco, la potente resolución de ALMA y JWST, potenciada por el efecto de lente gravitacional, reveló una imagen radicalmente distinta: una galaxia en rotación repleta de cúmulos masivos, similar a un racimo de uvas. Este hallazgo marca la primera vez que se vinculan las estructuras internas a pequeña escala con la rotación a gran escala en una galaxia típica del amanecer cósmico, alcanzando resoluciones espaciales de tan solo 10 pársecs (30 años luz aproximadamente).

Esta galaxia no representa un sistema extraño ni extremo. Se encuentra directamente en la secuencia principal de galaxias en términos de actividad de formación estelar, masa, tamaño y composición química, lo que significa que probablemente representa una población más amplia. De ser así, muchas otras galaxias aparentemente sin estructuras observadas por instrumentos actuales podrían estar compuestas en realidad por subestructuras similares invisibles, ocultas por las limitaciones de la resolución de las tecnologías actuales.

Dado que las simulaciones existentes no logran reproducir una cantidad tan grande de cúmulos en galaxias en rotación en épocas tempranas, este descubrimiento plantea preguntas clave sobre cómo se forman y evolucionan las galaxias. Sugiere que nuestra comprensión de los procesos de retroalimentación y la formación de estructuras en galaxias jóvenes podría requerir una revisión significativa. Las Uvas Cósmicas ofrecen una ventana única al nacimiento y crecimiento de las galaxias, y podría ser solo la primera de muchas otras galaxias de su tipo. Futuras observaciones serán clave para revelar si estas estructuras grumosas eran o no comunes en la juventud del Universo.

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El artículo científico, titulado Primordial rotating disk composed of at least 15 dense star-forming clumps at cosmic dawn, fue publicado en la revista Nature Astronomy por Fujimoto et al.

Este comunicado de prensa se basa en la publicación original del National Radio Astronomy Observatory(NRAO), socio de ALMA en representación de América del Norte.

El Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), una instalación astronómica internacional, es una asociación entre el Observatorio Europeo Austral (ESO), la Fundación Nacional de Ciencia de EE.UU. (NSF) y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón (NINS) en cooperación con la República de Chile. ALMA es financiado por ESO en representación de sus estados miembro, por NSF en cooperación con el Consejo Nacional de Investigaciones de Canadá (NRC) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Taiwán (NSTC), y por NINS en cooperación con la Academia Sinica (AS) de Taiwán y el Instituto de Ciencias Astronómicas y Espaciales de Corea del Sur (KASI).

La construcción y las operaciones de ALMA son conducidas por ESO en nombre de sus estados miembros; por el Observatorio Radioastronómico Nacional (NRAO), gestionado por Associated Universities (AUI), en representación de Norteamérica; y por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ) en nombre de Asia del Este. El Joint ALMA Observatory (JAO) tiene a su cargo la dirección general y la gestión de la construcción, así como la puesta en marcha y las operaciones de ALMA.

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Impresión artística de la galaxia «Uvas Cósmicas», compuesta por al menos 15 cúmulos masivos de formación estelar, muchos más de los que los modelos teóricos actuales predicen que podrían existir dentro de un solo disco giratorio en esta época temprana. Crédito: NSF/AUI/NSF NRAO/B. Saxton.
Las Uvas Cósmicas aparecían inicialmente en datos anteriores del Hubble como una galaxia típica con un disco estelar liso (izquierda). Sin embargo, observaciones posteriores de alta resolución realizadas por el JWST (centro) y ALMA (derecha) revelaron que está compuesta por numerosos cúmulos estelares compactos incrustados en un disco de gas liso y giratorio. Los colores rojo y azul del panel derecho representan los movimientos del gas desplazados al rojo y al azul, respectivamente, que trazan la rotación del disco. Crédito: NSF/AUI/NSF NRAO/B. Saxton
Las Uvas Cósmicas aparecían inicialmente en datos anteriores del Hubble como una galaxia típica con un disco estelar liso. Sin embargo, observaciones posteriores de alta resolución realizadas por el JWST y ALMA revelaron que está compuesta por numerosos cúmulos estelares compactos incrustados en un disco de gas liso y giratorio. Los colores rojo y azul del panel derecho representan los movimientos del gas desplazados al rojo y al azul, respectivamente, que trazan la rotación del disco. Crédito: NSF/AUI/NSF NRAO/B. Saxton.

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