Paulina Bocaz, líder de PROVOCA, presentó a la nueva generación de mentoras STEM: «Una ciencia con más mujeres, es mejor ciencia»

  • En una emotiva ceremonia, 27 nuevas mentoras fueron certificadas para inspirar, guiar y acompañar a niñas y mujeres con vocación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática) a partir de abril de 2025. La iniciativa de AUI/NRAO, programa de mentoría PROVOCA, también innovó certificando a mentoras asociadas de las universidades de La Frontera, Los Lagos, Aysén y Magallanes, quienes adquirieron habilidades para impulsar sus propios programas mentoría en STEM, en sus casas de estudios.

Una noche llena de emoción vivieron 27 mujeres con formación profesional y técnica en las denominadas STEM, disciplinas asociadas a ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, donde el género femenino ha estado históricamente subrepresentado. Se trata de una nueva generación del programa de mentorías PROVOCA, de AUI/NRAO, que desde 2021 busca potenciar el talento femenino en estas carreras, formando a mentoras y mentoreando a estudiantes de enseñanza media y superior -universitaria y técnica-.

Este año, el programa innovó certificando a académicas de Universidad La Frontera, Universidad de Los Lagos, Universidad de Aysén y Universidad de Magallanes, formando a quienes impulsarán programas de mentoría en STEM, en sus casas de estudios.

Llenas de entusiasmo, las participantes del programa PROVOCA 2024, presentaron sus proyectos de certificación, principalmente podcasts, revistas digitales, encuestas, redes sociales y otro tipo de material de divulgación, que buscan construir redes de apoyo y acercar referentes regionales a las jóvenes con vocación STEM. Asimismo, en el ecosistema universitario, se evidenció el interés por disminuir la deserción académica, mediante la entrega de contención, acompañamiento y consejos, que permitan a las estudiantes y profesionales, potenciar sus capacidades y vocación, administrar de mejor modo su tiempo, mejorar su eficacia y desarrollar una comunicación más efectiva.

Este grupo de mentoras, junto con las generaciones de mentoras formadas en años anteriores, recibirá en abril de 2025 a un nuevo grupo de mujeres y niñas, estudiantes de enseñanza media o de carreras STEM universitarias y técnico-profesionales, que postulen y participen gratuitamente de los grupos de mentoría grupales, principalmente desarrollados online. Como siempre, las interesadas podrán ingresar a www.provoca.cl y revisar el portafolio de mentoras PROVOCA, para que elijan con quiénes les gustaría trabajar, de acuerdo a su perfil académico, región en la que se residen u otros intereses.

Paulina Bocaz, representante de AUI/NRAO y líder de la iniciativa PROVOCA, señaló: «Siendo el socio norteamericano de observatorio ALMA, estamos mandatados por la Fundación Nacional de Ciencia de EE.UU., no solo para producir ciencia de excelencia, sino también trascender con un propósito social y acercar la ciencia a los grupos que están menos representados, como son las mujeres. Esta inequidad constituye una injusticia social, ya que somos igual de capaces que los hombres, y creemos que las ciencias son inseparables de quienes la ejercen. La ciencia con más mujeres, es mejor ciencia; más innovadora y creativa«.

Por su parte, Sonia Duffau, astrónoma y subgerente de divulgación de AUI/NRAO, añadió que «la viscosidad del sistema socio-laboral hace que muchas mujeres STEM pierdan el propósito en su trayectoria. Las invito a reencontrarse con esa primera inquietud que las llevó a seguir este camino STEM, que puede haber cambiado con los años, que traten de revivirla y tener una carrera que disfruten, para así compartir una experiencia que inspire a las nuevas generaciones y construya mejores espacios de trabajo y aprendizaje».

Diana Arrue, ingeniera informática: «Todas las mujeres debiéramos tener una mentora»

  • Conoce el testimonio de esta joven participantes del programa de mentoría PROVOCA, de AUI/NRAO, que busca promover vocaciones científicas de mujeres en STEM; ciencia, tecnología, ingeniería y matemática.

Diana se acaba de incorporar al equipo de administración autómata de la plataforma de pago web Khipu, donde estará  a cargo de algunos programadores y administrará ciertos sistemas que recogen la información para hacer los traspasos bancarios. «No ha sido fácil llegar a trabajar, la verdad. El año pasado me enfermé y fui sometida a una operación, lo que afectó mi proyecto de título, o sea la tesis. Por un día de inasistencia tuve que hacerlo de nuevo este semestre. Hoy ya estoy titulada de ingeniera en informática y feliz de empezar a trabajar».

Según ella, su participación en el programa de mentorías PROVOCA -de AUI/NRAO-, primero como estudiante que recibió mentoría y luego en su formación como mentora,  le permitió mejorar la elaboración de su currículum y adquirir ciertas técnicas para rendir una mejor entrevista de trabajo. «Ha sido un gran esfuerzo el confiar en mis capacidades y proyectarlas. De hecho, al terminar esta entrevista con el dueño de la empresa, me dijo si tenía alguna pregunta y yo le dije «no, ¿cuándo comienzo?» y nos reímos juntos, ya que sabía que el proceso aún no terminaba, pero de cierta manera yo sabía que era la indicada».

Diana ya le había contado que es madre y que recién se había titulado. «Le dije:  no vas a encontrar a nadie mejor que yo y él le dijo que le gustaba su actitud. Pese al buen desenlace, yo sabía que esta confianza no era un sentimiento natural en mí, lo construí sistemáticamente durante el programa de mentoría. Hay un ejercicio permanente por quedarte con lo positivo de ti y el entorno, por rescatar las habilidades y capacidades, y por hundir los detractores que impiden que construya una buena auto imagen de lo que soy y puedo ser», sostiene.

En PROVOCA Diana aprendió que muchas veces es frecuente sentirse abrumada por las exigencias del entorno y las responsabilidades personales, y por eso hay que saber priorizar y planificar los tiempos. Y lo mejor de todo, es que supo que este sentimiento lo viven a diario muchas mujeres STEM. «Soy muy exitista y a veces siento que debo invertir el doble de tiempo y esfuerzo para alcanzar un resultado óptimo y eso me estresa bastante. El año pasado me sentía súper insegura, sentía que nunca podría encontrar un trabajo, que no lograría terminar la carrera, no sé, esos pensamientos intrusivos que uno tiene. Estuve muy frustrada en un momento, pero mi mentora me ayudó. Todas las mujeres debiéramos tener una mentora».

Más allá del programa de sesiones de PROVOCA, la joven destaca el apoyo de la red misma, de otras mujeres en formación y de las mentoras. Es muy motivante, en su opinión, ver que todas enfrentamos situaciones y dificultades similares. «Lo que más me gustó era que no era un número más en el grupo, era una persona, y toda mi red se involucraba con los problemas que estaba atravesando. Me sentí siempre muy apoyada».

Para Diana es muy importante ver que otras mujeres han alcanzado el éxito en las STEM, porque de alguna manera se ve reflejada en ellas y hace más posible la idea de convertirse un día en una más de esos referentes, por ello valora este tipo de instancias -como PROVOCA- que promueve el trabajo colaborativo con modelos de rol cercanos y reales. En la empresa a la que acaba de ingresar, ve la posibilidad de seguir ascendiendo a futuro, y quizás sumarse  al equipo de ingenieros. Hasta ahora ha liderado talleres de Python y dice que sigue habiendo más alumnos hombres que mujeres, y está segura que no es por capacidades, sino por falta de confianza de las mujeres en el área STEM. «Como yo, muchas mujeres además dejan de estudiar por ser madres – en su caso, ella tuvo el apoyo de su mamá- y estas carreras abren posibilidades económicas para salir adelante. Me gustaría apoyar algún tipo de beca en este sentido para que una chica como yo, pueda tener estas herramientas y forjarse un mejor futuro».

Diana es madre de un niño de 7 años y acaba de comprometerse con su pololo, y como todos sueña con tener una vida independiente y seguir desarrollándose profesionalmente y apoyar a otras jóvenes STEM.

«Acá lo importante no es si los hombres o las mujeres son mejores en lo que hacen, el problema es que ellos creen que son mejores y a nosotras nos falta confianza para percibirnos del mismo modo. Necesitamos un cambio de paradigma social y personal, para dejar de pensar que nosotras siempre tenemos que ganarnos el puesto, mientras que ellos ya lo tienen ganado. Hay que resetearse y convencernos que tenemos las mismas capacidades que los hombres, para adquirir la valentía que nos permita ir por las oportunidades que ya están y que solo ellos están buscando», concluye.

Kriska Curiñanco, estudiante graduada del programa de mentoría PROVOCA: «Decidí que iba a acercarme a la astronomía sin que mi trastorno del espectro autista fuera límite»

Kriska tiene 18 años, es alumna de la carrera de ingeniería civil industrial de la Universidad de Aysén en Coyhaique y recientemente se graduó como estudiante de la iniciativa PROVOCA de AUI/NRAO Chile, un programa dirigido a mujeres con vocación STEM (acrónimo asociado a las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática).

Si ya es un desafío seguir este camino para muchas mujeres, y muestra de ello son las bajas cifras de participación femenina, para Kriska es aún mayor la dificultad, ya que tiene la condición de TEA: Trastorno del Espectro Autista. Como universitaria hoy está totalmente decidida a seguir adelante con una carrera que en su opinión le permitirá, gracias a la versatilidad de su malla curricular y sus aplicaciones, acercarse a su soñada astronomía. Esta carrera le da la opción de trabajar al aire libre y en terreno para sentirse más cómoda, considerando su personalidad y características propias del trastorno.

Kriska es la mayor de 3 hermanas (de 11 y 15 años). Vivió sus primeros años en Arica y desde los 12 en su querido Coyhaique, junto a sus padres. De su infancia en Arica, recuerda con cariño las momias de Chinchorro y la vista desde el museo de la ciudad hacia el morro. Cuenta que en segundo básico aprendió sobre el sistema solar y desde entonces se prendió una llamita en su corazón que la llevó a soñar con ser astrónoma.

Ya en enseñanza media, radicada al sur de Chile, tuvo la oportunidad de participar en una jornada de puertas abiertas de la Universidad de Aysén, donde conversó con un profesor de ingeniería industrial, que sin imaginarlo sería uno de sus guías al momento de decidir su futuro. Comenta que en esa rápida interacción le contó que a él siempre le gustó la salud y que gracias a las diversas aplicaciones de esta ingeniería (industrial), más tarde pudo desempeñarse en la medicina, lo que demostraba que esta carrera y las elecciones vocacionales pueden adaptarse a todos los intereses.

«Siempre he sido muy tímida y me cuesta mucho entablar una conversación desde la confianza con otros, pero gracias al encuentro con este profesor pude ver que la ingeniería industrial me permitiría, más adelante, entrar al mundo de los observatorios donde sueño trabajar en la mantención de sus antenas», explica Kriska.

Confiesa que su proceso de educación escolar no fue fácil. «No sólo me fue difícil entablar amistades, sino que además no encontré apoyo en mis profesores para comprender lo que significa vivir con un TEA. Muchas veces me sentí abrumada en ciertas situaciones que me paralizaban y llegaba al extremo de tener crisis de pánico, pero muchos pensaban que yo manipulaba las situaciones. Es muy triste y una se siente aún más sola e incomprendida, cuando los adultos que nos rodean no comprenden lo que implica esta condición», señala.

Pese a todos los obstáculos que tuvo que superar, siempre con el apoyo incondicional de su madre (Faviola) y su núcleo familiar, todo el tiempo supo que nadie la detendría en su propósito de ir a la universidad en su ciudad. «Decidí que iba a acercarme a la astronomía sin que mi trastorno del espectro autista fuera límite», añade.

Del programa PROVOCA supo a través de las redes sociales (Instagram) por un llamado a convocatoria que buscaba estudiantes de enseñanza media que quisieran recibir mentoría de otras mujeres STEM. «Creo que al postular y luego ser seleccionada, fue una de las veces en que sin duda experimenté el síndrome del impostor, ya que al tener la noticia estaba como en shock. Mi mamá estaba súper entusiasmada, pero yo casi pensaba que era un error del cual más temprano que tarde me enteraría», explica.

Hoy, tras un año de participar y graduarse del programa, asegura que este tipo de espacios es sumamente importante, no solo para las mujeres, sino también para personas que se sienten excluidas, como sucede en el caso de las niñas con TEA. «En PROVOCA aprendí mucho al escuchar las historias de otras niñas y especialmente al sentir el apoyo y la comprensión de las mentoras y coordinadoras del programa. Sentí que ellas querían aprender de mi experiencia para ayudar a otras niñas en mi situación, y a observar con sus ojos ciertas situaciones que nunca deben ser normalizadas. Hubo sesiones muy significativas del programa que me ayudaron a mejorar mi comunicación a través de ciertas técnicas y a identificar situaciones que gatillan esta sensación de que lo que logro no me lo merezco y minimizar mi esfuerzo y los resultados que consigo. Todas tenemos un espacio en las STEM…también yo«.

Actualmente, Kriska todavía lucha para seguir adelante con sus estudios y ha logrado hacer algunas amistades. Reconoce que tanto la universidad como sus compañeros son amables y comprensivos, y los profesores siempre están dispuestos a aclarar dudas. Contra todo pronóstico de lo atemorizante que podría ser el gran cambio desde el colegio a la universidad, señala: «Es increíble, ya que por años tuve mucho miedo de llegar a un espacio más grande (como la universidad) y pensar que me sentirían aún más sobrepasada, pero tuve la sorpresa de encontrar un lugar totalmente distinto, más inclusivo y donde respetan mis características. Si bien suelo ir de la universidad a mi casa y viceversa, hoy me sorprendo cuando entablo conversaciones con otras personas y supero mis angustias».

Su viaje a Santiago para certificarse con estudiante PROVOCA, lo hizo junto a su madre. Participó de algunas actividades con compañeras y mentoras, y debido al sistema frontal que afectó al sur de Chile en esos días su vuelo tuvo que ser reprogramado en dos ocasiones. En un primer intento y tras 5 horas de estar varadas en el aeropuerto de Puerto Montt, regresaron a Santiago, el equipo PROVOCA se las arregló para conseguir y coordinar actividades extra para Kriska y su madre, quienes pudieron así visitar las oficinas de Santiago del observatorio ALMA y el planetario. Instancias en las que Kriska conoció a distintas mujeres que ejercen llenas de entusiasmo sus profesiones, tanto en el observatorio como en el planetario, dándole una mirada a lo que eventualmente podría ser su futuro cuando cumpla su sueño.