Nacida en La Serena, Loreto lleva 12 años trabajando en el observatorio ALMA y tiene un Máster en Finanzas de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Vivió en distintas ciudades en Chile dado que su padre, como agente del Banco Estado, era trasladado con frecuencia. «Siempre fui la niñita nueva. La educación básica y media la hice en 11 colegios. Estuve en todo tipo de establecimientos y creo que eso me ayudó a adaptarme a diversas realidades», comenta. Ya en la universidad, su padre falleció de cáncer pulmonar, pero siempre les inculcó la importancia del perseverar en los estudios «A todos mis hermanos nos enseñaron a estudiar para ser independientes de mayores. Éramos dos hombres y dos mujeres y nunca vi que hubieran diferencias de ningún tipo», lo que no era tan habitual en los hogares chilenos de hace 50-60 años. Más tarde, su madre se casó con un gran hombre que siguió apoyándolos a ella y a sus hermanos y también fue un referente en cuanto a la importancia del trabajo.

Su madre fue dueña de casa y en su hogar siempre aprendió positivos valores acerca del respeto a todos quienes nos rodean.

Loreto cuenta que al terminar la educación media no tenía muy clara su orientación vocacional y postuló a medicina, arquitectura y psicología. Solo sabía que no le gustaban las matemáticas, aunque las vueltas de la vida la llevaron precisamente a trabajar con números. Estudió 4 años medicina, carrera que abandonó por razones de salud, y más tarde se tituló en pedagogía en inglés. Unos años después, trabajando en una empresa de retail, ésta la apoyó para hacer un postgrado en finanzas.

«Pienso que la vocación muchas veces se va construyendo. Generalmente a uno le gustan aquellas cosas en las que tiene mayor talento y desde ahí desarrollamos confianza y autonomía.  Hoy me desempeño en el área presupuesto de ALMA, planifico costos, en particular costos de personal, e incluso diseñé una herramienta de cálculo que ha resultado muy útil en negociaciones colectivas», explica Loreto acerca de su trabajo.

De su experiencia en la Red PROVOCA, señala que disfrutó mucho conocer a mujeres muy inteligentes y esforzadas, quienes relataron los desafíos que debieron enfrentar y quiénes las ayudaron y fueron su inspiración en una trayectoria que no siempre fue fácil, ni contó con el apoyo del entorno social. «Es sorprendente ver cómo todas construyeron sus carreras y aún subyacen en ellas historias, características personales y realidades que quizás no fueron tan favorables, pero supieron sobreponerse a ellas. Fue una gran oportunidad para reflexionar conjuntamente sobre los diversos caminos para ir construyendo nuestra vocación, cómo tomar las oportunidades y tener el control en las decisiones de nuestras vidas. Sentí mucha admiración por todas las participantes y me encantó el tremendo entusiasmo y deseo de comunicar sus experiencias al abordar el programa».