Daniela es hija única. Al inicio vivió en casas de sus abuelas por periodos intermitentes. Su padres tienen formación técnico-profesional. Su papá trabajó como garzón/supervisor en el sector hotelero gran parte de su vida y hoy trabaja en una empresa de pintura.

Recuerda que de niña no tenía muchas amistades, pero sí compartía mucho con sus primos. Estudió en un colegio de niñas y siempre soñó con ser veterinaria, dado el amor que tiene por los animales. Cuenta que ese sueño se lo cuestionó al saber que debería tratar con el dolor y las enfermedades de los animales, y en octavo básico se interesó por estudiar astronomía. «Un papá amigo de la familia iba a congresos y charlas. Cuando iba a su casa vi por primera vez un telescopio. Pese a que no investigué mucho sobre la carrera, sentí que tenía afinidad porque me gustaban las matemáticas, la física y resolver problemas».

Lo que más le gusta de la astronomía es que se aprende sobre muchos temas que se relacionan con la investigación propiamente tal, y la reflexión constante acerca de preguntas que hoy no encuentran respuestas y en que se aplica el pensamiento analítico.

«Me ha encantado el compañerismo que descubrí en la Red PROVOCA. Soy muy introvertida y me cuesta abrirme. Aquí encontré un espacio seguro en el que no me siento juzgada y eso es muy gratificante. Actualmente tengo una amiga astrónoma que piensa seguir un doctorado y hoy he podido compartirle mi experiencia. En el año 2025 terminaré mi doctorado».

Para Daniela, si pudiera darle un consejo a otras niñas y mujeres con inquietud STEM, les diría: «No tengan miedo de intentarlo y si no sienten que la elección fue la correcta, recuerden que siempre hay más opciones. No se presionen hasta el límite».