Cecilia es licenciada en física aplicada y estudió ingeniería física en la Universidad de Santiago (USACh). También es miembro de la Red de Investigadoras y voluntaria de Women in ingineering (WIE) de la misma casa de estudios.

Recuerda que cuando estaba en tercero medio una profesora le contó de ciertos cursos en la universidad que buscaban incentivar el interés de los escolares en la física. Cecilia se inscribió y ahí aprendió física experimental a través de cursos que discaban los alumnos de primer año de universidad. «Nunca había entrado a un laboratorio, ya que mi colegio no contaba con uno. Fue muy emocionante aprender cómo medir, hacer experimentos y plantear hipótesis. Quedé asombrada».

Cecilia estudio en un colegio particular subvencionado de La Granja, de formación técnico profesional.

Ella es hija de padre obrero y madre dueña de casa. Tiene una hermana nueve años mayor,  quien es profesora general básica, y es la primera profesional de ambas familias, mientras que Cecilia es la primera con un doctorado.

«Para mi mamá era muy importante estudiar y a pesar de que mi papá era muy machista y pensaba que el lugar de la mujer era en la casa, no se involucró mucho. Recuerdo que cuando supo lo que iba a estudiar, solo me preguntó que por qué no estudiaba mejor para ser profe, como mi hermana».

Una vez en la universidad, contó con el apoyo económico de su hermana y moral de su madre. Nunca desistió de su proyecto.

De 60 alumnos en su carrera, 15 eran mujeres. De ellas, solo dos se titularon y Cecilia fue una de ellas. La gran mayoría se fue retrasando, comenta.

Actualmente tiene el grado de Doctora en Ciencias de la Ingeniería, mención Ciencia e Ingeniería de los Materiales de la Universidad de Santiago de Chile, y se desempeña como profesora en el Departamento de Física de esta misma casa de estudios.

Desde PROVOCA, espera inspirar a niñas que no cuenten con el apoyo de su entorno en su etapa vocacional y transmitir experiencias y herramientas que las impulsen a cumplir sus sueños.