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Camila Navarrete Silva

Camila Navarrete Silva

Astrónoma

Ocupación: Observatorio Europeo Austral (ESO) Chile
Región: Metropolitana de Santiago
Pasatiempos: Visitar parques y museos con su hija, leer, sobre todo sagas de fantasía y literatura latinoamericana
Linkedin: https://www.linkedin.com/in/camila-navarrete-184055187

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Mi perfil

Camila es la primera mujer chilena que trabaja en el Observatorio Europeo Austral como investigadora posdoctoral y además es ganadora de múltiples premios en su sorprendente carrera. De hecho, en 2017, mientras realizaba su doctorado, recibió el premio L’Oréal UNESCO For Women in Science, que busca reconocer la vocación científica femenina desde diversas áreas.

Camila, entró a astronomía en la Universidad Católica en una generación de 30 alumnos y donde solo doce eran mujeres. Desde entonces, se mantiene activa, fomentando la participación de mujeres en estas áreas, razón que la motivó a sumarse a la Red de Mentoras PROVOCA.

Tiene una hermana 2 años menor. Su mamá es profesora de historia y su papá ha sido una figura ausente por muchos años. «Vengo de una familia dominada por las mujeres. Para mí, no había opciones de buscar hombres que resolvieran los problemas, ni barreras o diferencias asociadas al género. Teníamos que arreglar desperfectos domésticos como cualquiera».

Estudió en el Liceo Nº1 de Niñas de Santiago. Allí se rodeó de chicas de excelencia académica, todas con grandes aspiraciones. «No recuerdo que ninguna se achicara frente a los desafíos».

Siempre le gustaron las matemáticas y la física, pero no tenía claro en la adolescencia qué estudiar en la universidad. «Mi primera idea fue ingeniería, pero en tercero medio me compartieron los resultados la PSU de entonces, y varios puntajes nacionales iban a astronomía. Pensé, qué decisión tan rara y etérea». Recuerda que aún en el colegio ingresó a la escuela de verano de la Universidad de Chile, donde estudió astronomía. «Decidí entrar, desde la ignorancia y la curiosidad. Me encantó la astronomía, era una aplicación de la física a objetos que no iba a poder tocar, desde temperaturas hasta composiciones químicas. Pensé: Por qué existe esto y yo no lo sabía. ¡Me pareció fascinante!».

En la universidad tomó consciencia de que era muy introvertida y que sus compañeros no la veían como un igual. » Al avanzar en la carrera, vi que mis compañeros hombres se sorprendían con mis resultados, y poco a poco me gané un lugar».

Camila fue mamá mientras cursaba su magíster. Todos sus compañeros eran hombres. Viajaba a dar conferencias en el extranjero, incluido Brasil, Argentina y Hawaii; y siempre contó con el apoyo de su familia y el papá de su hija. En la universidad también se sintió muy respaldada. Hubo meses de mucho sacrificio en los que debió estar Inglaterra y Estados Unidos, sin ver a su hija. A los dos años de su hija inició su doctorado. «Hoy mi hija sabe que ser niña no es límite para nada y que puede ser lo que quiera cuando grande».

Confiesa que en los últimos años aprendió que más que ser un modelo de rol perfecto para otros, lo importante es estar al servicio de otras personas. «Siempre es importante mostrar luces y sombras, debilidades y fortalezas; en definitiva, abrir el camino a otros. Hoy puedo ver mi historia en las vida de otras niñas y mujeres, y entonces cobra valor el compartirse». Cuenta que en ya varias charlas que ha dado, percibe cómo se ilumina la mirada de algunas en la audiencia y eso la anima a sembrar la ilusión y la esperanza de un futuro mejor para más mujeres.