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Bilha Cheuquelao Cheuquelao

Bilha Cheuquelao Cheuquelao

Geóloga

Ocupación: Divulgadora científica y docente de ciencias. Profesional PEM, Universidad de Aysén.
Región: Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo
Pasatiempos: Bailar
Linkedin: https://www.linkedin.com/in/bilha-cheuquelao/

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Mi perfil

Bilha proviene de una familia compuesta por su madre y ella. Fue criada por una red de mujeres que cumplieron un papel fundamental en modelar su identidad y personalidad. Durante su adolescencia estudió en un liceo de niñas, lo que influyó en que su entorno estuviera principalmente conformado por mujeres, con pocas figuras masculinas en su vida. Como estudiante, ya en su infancia destacó por sus habilidades en matemáticas, y gracias al apoyo de una de sus profesoras, desarrolló la seguridad suficiente para creer y potenciar sus capacidades.

«Siempre me fascinaron las asignaturas científicas, porque me ofrecían respuestas a mis inquietudes. Además, disfrutaba enormemente de los viajes, donde pasaba horas contemplando los paisajes. Esta curiosidad me llevó a interesarme por la geología, una carrera que en aquellos años era desconocida para la mayoría de las personas», comenta Bilha.

Tras obtener buenos resultados en la prueba de ingreso a la universidad, accedió a la Beca Enrique Molina Garmendia, otorgada por la Universidad de Concepción. «Pese a ese positivo impulso inicial, al ingresar a la universidad fui consciente por primera vez de las brechas de género en las áreas STEM. También comencé a dudar de mí misma y a sentirme menos capaz que mis compañeros hombres. Aunque la geología me apasionaba, hubo momentos en los que cuestioné si tenía las habilidades necesarias para continuar», explica.

En los últimos años de su carrera descubrió un área que la motivó a seguir adelante y le devolvió la autoconfianza: la geología estructural. Desde entonces, asegura que: «Esta especialidad, con su enfoque matemático y lógico, se convirtió en mi camino, y realicé mi tesis de pregrado en este campo».

A lo largo de su trayectoria profesional, ha lidiado con el síndrome del impostor, una sensación que se intensificó al intentar equilibrar la maternidad con su trabajo. Sin embargo, el año pasado decidió regalarse una oportunidad para fortalecer su desarrollo profesional y personal, comenzando un máster en ciencia y sociedad, un área que siempre le ha apasionado.

«Tras finalizar mis estudios, puedo decir con orgullo que he superado muchos desafíos. Mis raíces mapuche y el hecho de ser la primera generación de mi familia en acceder a la educación superior me llenan de gratitud y motivación. Estoy profundamente orgullosa de cómo he construido mi camino, enfrentando obstáculos con resiliencia y determinación. Pero, sobre todo, me siento profundamente agradecida por mi familia, quienes me han acompañado en este camino, siendo mi mayor fortaleza y la razón de mi esfuerzo por construir un futuro lleno de propósito, amor y significado», asegura Bilha.

Hoy es madre de dos pequeños hijos que le llenan el alma y la impulsan a querer ser mejor cada día. Curiosos y amantes de la ciencia al igual que ella, juntos disfrutan aprender del entorno. Sueña con una sociedad donde la ciencia y la tecnología sean pilares de nuestro desarrollo y con ello podamos vivir en un sociedad en armonía con nuestro  entorno, respetando el equilibrio de nuestro planeta.

Se identifica como una mujer de pocas palabras, y aunque hablar en público siempre le ha sido difícil, ha logrado mejorar mucho en este aspecto a lo largo de su vida. De sus cualidades destaca la responsabilidad y la sinceridad.  Aprecia la verdad y la honestidad como valores fundamentales y procura que en sus relaciones humanas siempre estén presentes. Reconoce una conexión especial con niñas, niños y adolescentes, con quienes logra establecer relaciones de confianza y comunicación efectiva.

En cuanto a sus intereses, adora bailar. «Es una disciplina que he practicado desde muy pequeña, recomendado a mi madre por una educadora para mejorar mi timidez. Hoy, ya grande, es algo que no puede faltar en mi vida. Me he presentado en varios espacios con público, y aunque me da mucha vergüenza, es algo que disfruto mucho. Siento que ahí puedo sacar todo ese lado artístico que llevo y que en mi día a día es opacado por mi racionalidad. En la actualidad bailo salsa y bachata con un grupo de mujeres maravillosas. También me gusta cantar y escuchar música», explica la mentora.

En cuanto a su vocación, Bilha decidió estudiar geología porque no se imaginaba trabajando en una oficina. Le encanta estar al aire libre. Al finalizar su carrera, comenta que se cuestionó su futuro laboral, ya que la minería es el principal campo laboral para los geólogos y no le atraía, así como tampoco le motivaba la investigación. «Recuerdo preguntarme cuál sería mi verdadero aporte a la sociedad, ya que no quería limitarme a publicar artículos que solo leería un reducido círculo científico.  Fue entonces cuando descubrí la educación como una forma de acercar la ciencia a la sociedad. Creí que esta era una manera de transmitir mi amor por la ciencia a personas que quizás no tenían muchos referentes en este ámbito, y no me equivoqué. A través de la docencia, logré conectar con estudiantes y compartir ese entusiasmo por comprender el mundo que nos rodea».

Con el tiempo decidió emprender nuevos rumbos, sin embargo mantiene su objetivo de vincular la investigación científica con el mundo productivo y la sociedad, de modo que la ciencia pueda ser un motor para el desarrollo social, económico y productivo. «Quiero enfocarme especialmente en las necesidades de comunidades que viven en lugares extremos, como el que habito, asegurando que el conocimiento científico responda a sus desafíos y contribuya a mejorar su calidad de vida», añade.

Bilha asegura que PROVOCA llegó a su vida en un momento en el que estaba cuestionando su carrera profesional y dudando de su capacidad para inspirar a niñas a estudiar carreras STEM. Sin embargo, al ver una publicación sobre el programa, decidió intentarlo y postular. «Desde la primera sesión supe que había encontrado el espacio que necesitaba para reencontrarme con mi propósito y ser una fuente de motivación para niñas y adolescentes. Creo que mi historia puede ser una inspiración. Vengo de una familia que siempre creyó en mí, pero también sabía perfectamente que no podían cubrir los costos de mi educación. Para poder estudiar, debía esforzarme al máximo, ya que sin becas ni apoyo financiero, no hubiera sido posible alcanzar mis metas». Ahora convertida en mentora PROVOCA; «Quiero que más niñas y adolescentes descubran el encanto de la ciencia, que se vean reflejadas en historias como la mía y comprendan que tienen el potencial de ser un aporte significativo para construir un mundo mejor, un planeta más habitable y una sociedad más equitativa».