
Aisén Etcheverry Escudero, Directora de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID)
«Ciencia más diversa es mejor ciencia»
10 febrero 2022
Durante décadas, la ciencia fue evaluada, adjudicada y medida de acuerdo a criterios llamados de “excelencia”. Criterios que desconocían las condiciones de contexto, las barreras de entrada, la existencia de lenguajes y metodologías diversas y también el valor de ciertas líneas de investigación, de interés y valor para grupos menos representados dentro del sistema de CTCI.
La objetividad de la evaluación estaba dada por la participación de pares en el proceso, sin considerar la diversidad de esos pares como un factor relevante. Las trayectorias de las y los investigadores eran medidas de acuerdo a criterios de productividad científica, sin reconocer la existencia de diversas formas de productividad. Además, la actividad científica era financiada bajo condiciones iguales, sin considerar el territorio y sus características. Esto está cambiando. En eso consiste la conquista.
Si bien hoy persisten brechas importantes en el sistema de CTCI -tanto en la participación de mujeres como de territorios y de disciplinas-, estas brechas son visibles y sus causas no solo han sido identificadas, sino que también cuestionadas, estudiadas y abordadas para ser eliminadas. En un proceso de aprendizaje y escucha permanente. Hemos comprendido la profundidad de las desigualdades, y cómo éstas están enraizadas en los cimientos de nuestras instituciones. De manera colaborativa, guiados por la política de género, por las necesidades levantadas por las distintas asociaciones que hoy componen el sistema de CTCI e inspirándonos en la experiencia de otros países, hemos dado inicio a los primeros cambios. Así, nunca más un proyecto será evaluado por un panel compuesto sólo por investigadores hombres. Nunca más un centro de investigación, financiado por Anid, podrá tener una dirección que no sea diversa en género; y esperamos que siempre la diversidad en los equipos de investigación sea considerada como un factor de excelencia.
A estos primeros pasos, se sumarán otros. Este 2022 tenemos el desafío de aprender a valorar, durante el proceso de evaluación, no solo la diversidad, sino que también la perspectiva de género.
Tenemos que continuar generando capacidades en las universidades en materia de género; profundizar los mecanismos de distribución de recursos para aumentar la participación de proyectos en disciplinas y territorios hasta ahora subrepresentados. Este 2022 tenemos que continuar aprendiendo y resolviendo todas aquellas prácticas y procesos que durante años han modelado nuestro sistema, y avanzar en diversidad como un imperativo ético, como un aporte a la calidad de nuestra ciencia, como una realidad incuestionable para todas y todos aquellos que históricamente no han sido realmente considerados por el sistema. Porque ciencia más diversa es mejor ciencia.